"Mi contacto en París, un francés llamado Lefevbre, que se encargaba de los españoles porque había aprendido a hablar castellano cuando estuvo de voluntario en las Brigadas Internacionales, me acogió con afecto en su piso de la rue du Chat-qui-pêche, un maloliente callejón que daba al Sena muy cercano a Saint-Michel. Allí vivía feliz con su mujer y sus siete hijos, todos amontonados y contentos. "
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