viernes, 13 de agosto de 2010

Recomendación II: un poema renacentista de Pierre de Ronsard

 

 

Uno de los primeros poetas franceses en importar de Italia nuevas formas literarias y un nuevo espíritu vital fue Pierre de Ronsard (1524-1585), quien, con Joachim du Bellay fundó La Pléiade y trabajó en la Défense et Illustration de la Langue Française.

Dos conceptos que recorrerían, desde Italia, toda Europa y se propagarían como la pólvora: primeramente, el carpe diem, el gozar del día a día, tan contrario al espíritu medieval (cf. en Francia François Villon o en España Jorge Manrique); en segundo lugar, el amor por la lengua materna, dejando el latín para otros menesteres. En Francia, el Rey François I declara al francés lengua administrativa obligatoria; en España Nebrija publica su Gramática de la Lengua Española, con el fin de depurarla. En el Nuevo Mundo, recién descubierto, los conceptos feudalistas entran en desuso (cf. la historia de los emigrantes franceses a Acadie y posteriormente a Luisiana, les Cajuns). La vieja Europa cambia su manera de ver las cosas.

Os presento hoy un ejemplo del nuevo orden que subvierte la antigua moral teocrática. Una oda de Ronsard, escrita a Casandra, que he traducido para vosotros teniendo en cuenta estos factores y atreviéndome a haceros ver que no ha pasado de moda, a pesar de los siglos, a través de una modernización: Casandra deviene Carmen, a quien va dedicada la versión. Para italianizar aún más su espíritu, he elegido el soneto como forma literaria en vez de los tres sextetos, más clásicos, de Ronsard.


Pierre de Ronsard

À Cassandre


Mignonne, allons voir si la rose
qui ce matin avait déclose
sa robe de pourpre au Soleil,
a point perdu cette vesprée
les plis de sa robe pourprée,
et son teint au vôtre pareil.

Las! Voyez comme en peu d'espace,
mignonne, elle a dessus la place,
las! las se beautés laissé choir!
Ô vraiment marâtre Nature
puisqu'une telle fleur ne dure
que du matin jusques au soir!

Donc, si vous me croyez, mignonne,
tandis que votre âge fleuronne
en sa plus verte nouveauté,
cueillez, cueillez votre jeunesse:
comme à ceste fleur, la vieillesse
fera ternir votre beauté.

Les Odes, livre I, Ode XVII, 1550


A Carmen


Ven, Carmen, vamos a ver si la rosa,
revestida de púrpura argentada,
florece y continúa tan hermosa
como tu suave piel, tu tez dorada.

Pues de ayer a hoy, en tan breve espacio,
verás como sus pétalos cambiaron
y ha devenido triste y lacio
el bonito color del que gozaron.

Lástima que una flor dure tan poco,
pues desde la mañana hasta la noche
se demuda y pierde su belleza.

Goza de tu esplendor, que yo no troco
tus años jóvenes, que con derroche
de no usarlos, hácense aspereza.

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